miércoles, 11 de julio de 2012

Nikola Tesla Los extraterrestres contactaron con el Gobierno Estadounidense antes de Roswell



Nicola Tesla fué un científico genial, mucho mayor que Edison y Marconi y otros. Se anticipó a Marconi en el invento de la radio, aunque Marconi se hizo con la patente oficial antes que Tesla, ya que Tesla, enfrascado siempre en sus proyectos científicos, no se preocupaba demasiado por el asunto de las patentes.

En 1899 Nicola Tesla fué el hazmerreir de sus colegas cuando dijo que experimentando con unas frecuencias había captado unas señales de seres extraterrestres...

A primeros del mes de julio de 1947 varias naves se estrellaron en las proximidades del pueblo de Roswell en el Estado de Nuevo Mexico; el Ejército norteamericano recuperó las naves y a unos seres extraterrestres, unos estaban, al parecer, muertos, y otros con vida.

Entonces los contactos entre extraterrestres y el gobierno americano se intensificaron, hasta culminar en unos importantes acuerdos en 1954 en la zona secreta del Area 51; Encuentro al que acudieron el Presidente Eisenhower y el Obispo de los Angeles, James Mc Intyre, en representación del Vaticano, entre otros personajes.


Pero en realidad todo había empezado mucho antes.

Todo empezó a coger forma a partir del año 1912, cuando un reputado científico inventor afincado en Estados Unidos y de ascendencia yugoeslava croata llamado Nicola Tesla, comenzó a mantener una serie de contactos periódicos con entidades extraterrestres por medio de aparatos electrónicos de transmisiones que había autoconstruído el físico.

La relación entre los extraterrestres y Nicola Tesla se fué manteniendo en el tiempo, y es de suponer que ellos fueron los que proporcionaron a Tesla una serie de datos e informaciones científicas clave, que ampliaron todavía más la genialidad científica del físico croata americano, y el desarrollo de sus inventos espectaculares.

Los extraterrestres, por mediación de estos ingenios de transmisiones de Tesla, solicitaron un contacto secreto con el Gobierno estadounidense, y el científico hizo llegar este extraño mensaje al Gobierno americano.

Y en 1934 tuvo lugar este primer encuentro secreto entre una delegación extraterrestre y el gobierno estadounidense, mandado en aquella época por el Presidente Franklin Delano Roosevelt, que tuvo lugar a bordo del buque de guerra USS Pennsylvania, en algún lugar en medio del Océano Pacífico, probablemente en una zona cercana a Hawaii.





Este es el buque de guerra USS Pennsylvania BB-38, fotografiado el 31 de mayo de 1934. En este mismo año y a bordo de este acorazado, uno de los buques insignia de la Marina estadounidense, tuvo lugar el Primer Contacto directo entre una delegación extraterrestre y un presidente estadounidense, el Presidente Roosevelt, el nº 32 de los presidentes americanos.

Por cierto, que es anecdótico recordar que uno de los pocos barcos que se salvaron del ataque japonés en Pearl Harbour el 7 de diciembre de 1941 fué el Pennsylvania, por encontrarse en ese momento en estado de mantenimiento y reparación en dique seco.

Puestos en contacto el gobierno estadounidense y las entidades extraterrestres, éstos propusieron proporcionar alta tecnología, armas modernas, y colaborar en otros asuntos importantes siempre y cuando a cambio de silencio, y a cambio también de dejar operar a las naves extraterrestres en la Tierra cuando así ellos lo necesitasen.



En esta fotografía vemos al Presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt acompañado por el General Eisenhower en un vuelo de Orán a Tunez el 20 de noviembre de 1943. El General Dwight Eisenhower llegaría a ser Presidente después en 1953, 10 años más tarde. Ambos Presidentes mantuvieron entrevistas directas con delegaciones extraterrestres, Roosevelt en 1934 y Eisenhower en 1954. Otros presidentes también tuvieron contactos con extraterrestres, o como mínimo, estuvieron informados.

El 7 de enero de 1943 falleció el inventor Nicola Tesla. Los agentes del FBI, mandados por John Edgar Hoover, maestre masón del grado 33 por el Rito Escocés, entraron en casa de Tesla y confiscaron todos sus documentos, aparatos y objetos, trasladándolos a un lugar seguro para el Gobierno Masónico de Estados Unidos.

Como resultado de la información tecnológica facilitada por los extraterrestres, el Gobierno estadounidense llevó a cabo, entre otras cosas, el Experimento Filadelfia.

El Experimento de Filadelfia tuvo lugar el 28 de octubre de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, y al parecer, se realizó sobre dos barcos militares, el Eldridge y el Idaho. El destructor Eldridge, DE-173, equipado con un generador de alta frecuencia se teletransportó desde Filadelfia hasta el puerto de Norfolk en Virginia, a 600 kms, para después, al cabo de unos 15 minutos, volver de nuevo al muelle de Filadelfia. Según los testigos, el barco aparecía y desaparecía en medio de una neblina verde.



Los investigadores de este caso creen que esas ondas de alta frecuencia fueron las que provocaron daños en los tripulantes del buque americano. Los marineros y oficiales afectados padecieron posteriormente extraños síntomas, desde enfermedades hasta visiones y alucinaciones; ¡¡algunos de ellos decían que veían seres extraterrestres!!..

En cuanto al Idaho, la historia de este experimento relata que tuvo un final más incierto, ya que por lo visto desapareció completamente y nunca más volvió a regresar.

Parte de las filtraciones acerca del encuentro entre los extraterrestres y el Gobierno de Roosevelt en el Pacífico y del Experimento Filadelfia, salieron a la luz gracias a Alfred Bielek, uno de los ingenieros electrónicos que participaron en el Experimento Filadelfia, el cual aportó también el dato de que estos seres extraterrestres tenían un tono verdoso, y según afirmaban ellos mismos, decían provenir de Las Pleyades.

Bajo los acuerdos secretos con el Gobierno americano, los extraterrestres abrieron una serie de "ventanas o puertas dimensionales" localizadas en ciertos puntos geográficos del planeta, para que sirvieran de pistas de teletransportación en sus viajes al Espacio Estelar o hacia otras dimensiones.

Uno de estos pasillos de teletransportación estaría en la zona conocida como el "Triángulo de las Bermudas", que sería uno más de una serie de triángulos en cuyos espacios han desaparecido frecuentemente tanto barcos como aviones o personas. Curiosamente, según han relatado los testigos, cuando desaparecen naves en estos triángulos misteriosos, lo hacen en medio de una neblina verde, el mismo fenómeno que envolvió a los barcos del Experimento Filadelfia.



Una de las teorías más consideradas que manejan los investigadores es que las personas y los objetos que han desaparecido en estas puertas estelares y dimensionales, los "triángulos" que hay en la Tierra, se encuentran en el planeta Marte, en donde existiría una civilización esclava sometida a un gobierno de estos mismos extraterrestres. 

Dioses o Extraterrestres




"Dioses o extraterrestres"

Diseminados en los cinco continentes, se han descubierto restos arqueológicos de esqueletos humanos que demuestran que en la Tierra habitaron seres gigantescos. Además de desorientar a la comunidad científica, estos restos avalan las leyendas y tradiciones que el folclore popular ha recogido sobre “Los gigantes” con el paso del tiempo.

¿Son los gigantes únicamente protagonistas de historias fantásticas o, por el contrario, sus hazañas pertenecen a la memoria colectiva de la Humanidad y están basadas en relatos de lo que realmente ocurrió en el planeta? ¿Quiénes construyeron las colosales estructuras megalíticas y desplazaron grandes monolitos como si de un juego se tratara? La Arqueología , hasta el momento, no ha ofrecido ninguna respuesta convincente. Resulta incómodo para los arqueólogos reconocer que hoy día no existen grúas ni aparatos elevadores capaces de mover y levantar titánicos bloques de piedra de ¡1.500 toneladas!, como es el caso de las terrazas de Baaalbek (actual Líbano). “Parece que bloques de estas dimensiones tuvieron que ser puestos allí por gigantes o miembros de una civilización que conocía los secretos de la levitación y la antigravedad”, escribe David Barclay en su libro Extraterrestres, la respuesta definitiva de los Ovnis.



Las construcciones de la isla de Pascua, Tiahuanaco, el yacimiento megalítico de Ollantaytambu, Cuzco, Machu Picchu, las islas Marquesas, la isla volcánica de Pohnpei en la Polinesia ... son una pequeña muestra de las muchas construcciones de estas características que existen en nuestro planeta, atribuidas por los habitantes locales a los “gigantes”. La figura del gigante se presenta en casi todas las culturas y sus leyendas. Las podemos encontrar en múltiples relatos mitológicos del viejo mundo: griegos, nórdicos, germánicos, hindúes, indoeuropeos, y también en el nuevo mundo como en las tradiciones de los mayas, de los aztecas y de los incas; así como en casi todos los libros sagrados de la antigüedad: el Lebhar Gabhale (libro de las invasiones) irlandés, el Ramayana hindú y hasta en la Biblia ¿Por qué hablar de unos seres que no existieron en realidad?

La Ciencia cree ver en su gran tamaño, una metáfora: el mito cosmogónico que simboliza el poder y la fuerza. Una simple magnificación de los poderes atribuidos a la figura humana. Pero autores como el ya citado David Barclay, clásicos como Erich von Däniken, Robert Charroux, Pierre Darcout, el ya fallecido Jimmy Guieu o el ex jesuita Salvador Freixedo, entre otros, creen ver en estos relatos los primeros contactos entre civilizaciones extraterrestres y los hombres de la Tierra. Algunos van más allá, como Zecharia Sitchin, y opinan que los extraterrestres que nos visitaron en la antigüedad fabricaron genéticamente al Ser Humano y crearon las primeras civilizaciones, como Sumer y Egipto, y bien pudieran haber sido seres de gran tamaño. Lo cierto, es que la búsqueda de la verdad nos lleva hasta tiempos remotos, donde las antiguas leyendas tradicionales dibujaban estos seres divinos y heroicos como auténticos.

Gigantes en la Biblia

La primera mención de la existencia de gigantes o “seres distintos” en la Tierra aparece en la Biblia, en el Viejo Testamento. En el Génesis 6, versículos 1 y 2, podemos leer: “cuando los hombres se habían multiplicado sobre la Tierra y habían procreado hijas, viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, escogieron de entre ellas por mujeres a las que quisieron”. Los Nephilim (en hebreo gigantes) según se recoge en el Génesis 6, 4, existían en la Tierra por aquel tiempo: “Por entonces y también en épocas posteriores, cuando los hijos de Dios cohabitaban con las hijas de los hombres y éstas tuvieron hijos, aparecieron en la Tierra los gigantes. Éstos son los esforzados varones de los tiempos primeros, los héroes famosos”. Según Zecharia Sitchin, autor de El Duodécimo Planeta, nephilim significa literalmente “aquéllos que bajaron de los cielos a la tierra”. “Los traductores de la Biblia –explica Sitchin- supusieron que Nephilim significaba gigantes porque en otras partes se menciona que éstos eran también conocidos como Anakim, a la vez que el cuento sobre el gigante Goliat se afirma que él era descendiente de Anak; de aquí la conclusión: si Anak era un gigante, entonces los Nefilim que también eran Anakim, deberían ser gigantes”.

Por su parte, Robert Charroux, en El enigma de los Andes, ve a estos gigantes de la Biblia como “... seres superiores que engendraron la elite de los pueblos: Reyes, héroes e iniciados”. Su unión con las mujeres de los hombres –debían de ser bastante semejantes a la especie humana para poder acoplarse a éstas- produciría hijos más altos que los terrestres normales. Pero hemos de destacar una particularidad: algunos de los restos osteológicos pertenecientes a “gigantes” encontrados, tenían –como ya veremos posteriormente- seis dedos en cada una de sus extremidades. La Biblia también hace mención a este dato en Sam. 21, 20 y Paralipómenos 20, 6 “Hubo una batalla más en Gat, en la que se halló un hombre de alta talla que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, venticuatro en todo, que descendía también de Rafa”.

Para la Biblia, la raza de los gigantes desapareció con el diluvio pero, al parecer, uno de ellos se salvó. La leyenda nos cuenta que, al no caber en el Arca de Noé, se montó a horcajadas sobre ella. El gigante era tan grande que su cama medía unos 3,90 metros de largo por 1,80 de anchura. (Deuteronomio 3, 11).



Hallazgos por todo el mundo: las pruebas

Que en el planeta habitaron gigantes lo demuestra el hallazgo de restos humanos de extraordinarias dimensiones en la India, Tíbet, China, Sudamérica, África ... algunos con una edad aproximada de 45.000 años. Y no solamente huesos, sino también espadas, hachas, lanzas y otros instrumentos como picos de tal envergadura que para poder usarlos habría que tener una estatura de, por lo menos, ¡tres metros! Pero veamos algunos ejemplos.

En una gruta de Atyueca, cerca de Mangliss (en la antigua Unión Soviética), se encontraron esqueletos de hombres que medían entre 2, 80 y 3 metros. Éstos presentaban seis dedos en sus extremidades. Otros hallazgos científicamente admitidos son el gigante de Java (en el sur de China) y el gigante de China meridional. El primero con una antigüedad de medio millón de años y el segundo también con seis dedos en sus extremidades.

En Chenini (Túnez) se encontraron restos de tumbas de gigantes con esqueletos que medían más de tres metros. Transval (en Sudáfrica) es otro ejemplo similar al anterior.

Un esqueleto de fósil humano de 5, 18 metros de alto fue desenterrado en 1956 en Gargayan (Filipinas)


En Norteamérica, en el condado de Bradford (Pennsylvania) en 1880 fueron encontrados, en un túmulo sepulcral, esqueletos humanos cuyos cráneos mostraban unos cuernos de cinco centímetros, encima de los arcos ciliares. La altura promedio de los esqueletos era de aproximadamente 2,13 metros. Su antigüedad se calculó en 800 años. Algunos de estos huesos serían enviados al American Investigating Museum de Filadelfia, de donde parece que desaparecieron. Continuando en EE.UU (Glen Rose, Texas), en el lecho del río Paluxy, se hizo un gran descubrimiento paleontológico. Se pusieron al descubierto huellas gigantes de pisadas de 54, 61 cm de largo por 13.97 cm de ancho, pertenecientes a un homínido. Los geólogos concluyeron que el lecho del río correspondía a terrenos del cretácico a fines de la era mesozoica (140 millones de años). Pero lo más curioso del caso es que junto a estas huellas de homínido se descubrieron en el mismo estrato ¡huellas de dinosaurio (brontosaurios)!

El antropólogo alemán Larsan Khol halló asimismo, en 1936, a orillas del lago Elgasi de África Central, huesos pertenecientes a individuos enormes. ¿Una comunidad de diferente etnia?

A 6 km. de Safita (Siria) los arqueólogos hallaron hachas de mano de 3,8 kg. En Ain Fritisa (Marruecos oriental) se descubrieron picos de 32x 22 cm y 4,2 kg. de peso y hachas de dos filos con 8 kg. Tales dimensiones requerían una buena envergadura para poder utilizar estos instrumentos eficazmente.

Más recientemente, y en Marruecos también, se han hallado en una cueva de la región de Nador, en el norte del país, restos de tres esqueletos de niños pertenecientes a una raza desconocida de gigantes. Se trata de una zona próxima a las míticas columnas de Hércules, considerada patria del bíblico gigante Goliat.

Ciudad megalítica de Lixus (antigua Libia) se encontraron restos humanos de esqueletos de Homo Sapiens, con edades comprendidas entre los 10 y 12 años y una antigüedad de 20.000 años. Los esqueletos miden aproximadamente 2,25 metros de altura.

Todos estos ejemplos son una pequeña muestra de los múltiples hallazgos que se suceden por todo el planeta y que no vamos a detallar para no caer en el aburrimiento, pero vamos a proseguir tan sólo un poco más en nuestro territorio.



Restos en España

En la península, y más concretamente en el norte del país, es donde mayor número de crónicas tradicionales se recogen. Los gigantes atávicos, considerados paganos por la religión cristiana, lejos de desaparecer han pervivido en los cuentos populares y nos han sido presentados como pertenecientes a una raza gigantesca, y no como una singularidad. En Cataluña “els gegants ” continúan presentes en muchas fiestas y representaciones. Se han integrado en las fiestas populares hasta el punto de que todas las comarcas tienen los suyos y forman parte del patrimonio cultural e histórico.

Los cuentos populares locales ubican al gigante ligado a numerosos megalitos, menhires y dólmenes. Los monumentos megalíticos eran construidos (según el folklore) por seres gigantescos durante la noche. En Portugal, a los dólmenes se les llama todavía Antas (tumba del gigante o construcción del gigante), puede que en honor al gigante Anteo. En euskera a los monumentos megalíticos se les denomina Mairuen baratza (huerta de los gigantes o huerta de los gentiles, nombre este último con el que se les conoce en el territorio vasco). Por lo tanto, que la tradición universal designe a los dólmenes como las tumbas de los gigantes podría suponer más de una leyenda, si nos atenemos a las evidencias arqueológicas.

En principio, un yacimiento controvertido en restos de estas características lo constituye el dolmen de Oren, en Prullans, la Cerdanya (Pirineos catalanes). En 1917, al parecer, se descubrieron, entre otras piezas, fémures de entre 70 y 92 cm de largo. Aunque existe bastante confusión sobre la veracidad del hallazgo, el investigador Fernando Ledesma en su libro La Cerdanya, esmeralda mágica del Pirineo asegura que se encontraron siete esqueletos de la especie humana en el dolmen I, de gran evergadura. El escritor y periodista Miguel G. Aracil amplía que en relidad fueron nueve los esqueletos descubiertos de la época del Hombre de Cro.Magnon (cuando el hombre de este período no superaba, según lo establecido por la ciencia oficial, los 165 cm de altura). Estos restos fueron custodiados por la familia Casanovas en la Torre de Prullans, antigua casa palacio de los marqueses de Monistrol. Posteriormente, parte de estos restos se entregarían al Museo Arqueológico de Cataluña. Lamentablemente aquí se pierde la pista de este material, pues el museo no reconoce haberlos visto nunca.

El caso es que arquelólogos y estudiosos han encontrado con relativa frecuencia huesos humanos de enormes proporciones en la Península Ibérica. En Garós (Pirineo de Lleida), al reconstruir el ábside de la iglesia, el párroco Mossèn Jaqquet encontró los restos de un gigante de tres metros de altura con un hierro clavado en el cráneo. En la reconstrucción de otra iglesia, en Urbasa (sistema montañoso entre Álva y Navarra) se encontraron restos humanos de tamaño ciclópeo.

También se han hallado esqueletos humanos de dimensiones gigantescas en Castilla; cerca de Medinaceli se encontró un cráneo y varios huesos; en León, en la iglesia visigótica de Marialba, esqueletos de tres metros de envergadura; y también en Cantabria, Girona (Besalú) .... Practicamente casi todos los restos se encuentran en paradero desconocido en la actualidad, quizá dispersados entre unas pocas docenas de coleccionistas de recuerdos. Pero la pregunta crucial es: ¿por qué ningún científico se entretiene en recoger y estudiar todos los datos, restos y pruebas disponibles? Es evidente que se echaría por tierra muchas teorías científicas.